Y el último día de entreno cañero fue EL DÍA QUE HIZO MÁS VIENTO QUE NUNCA, pero no importaba, una buena luchada hasta agotar la energía y hacer que el muelle llegara a su máximo punto de elongación, para mí fue una sensación brutal.
Hace 390 kilómetros que empecé a estirar el muelle, 10 semanas que han traído con sigo muchas cosas. Me siento afortunado al recapitular y ver que la mayoría han sido buenas, o al menos eso es lo que se ha quedado en mi mente, el resto...solo molesta.

Y 390 km después ha empezado la fase de comprimir el muelle, el trabajo está hecho, ya lo he estirado hasta su punto de máxima elongación, y el resto de semana hasta el domingo, lo único que queda es ir comprimiéndolo poco a poco, fuertemente, para que cuando suene el pistoletazo de salida en Orihuela, soltarlo y que la física cumpla su cometido, salir propulsado a alcanzar una meta, a cumplir un objetivo, a seguir viviendo empujado por aquello que nos motiva en cada etapa de nuestras vidas, un día más... A COMERNOS EL MUNDO!!!
GOOOOOOOOOOO!!!
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