Lo que debería haber sido uno de los días más felices de miles de deportistas que han dedicado meses, incluso años de sus vidas a cumplir este sueño...
Lo que debería haber sido uno de los días más felices de miles de familiares que ha acompañado en el largo camino a esta proeza deportiva digna de admirar simplemente por el valor de enfrentarse a ella...
Lo que debería haber sido un día de fiesta, deporte, lágrimas de alegría y sudor orgulloso por haberlo conseguido... se ha teñido de un oscuro humo de insolencia, crueldad y falta de ética y civismo que sólo está al alcance del ser humano.
No había, seguramente, un lugar en la tierra a día de hoy en el que se pudiera haber hecho más daño, tanto físico por la concentración de personas en el lugar, como moral, por lo que representa realizar un sueño por el que hay que sacrificar gran parte de nuestras vidas.
Sucesos como éste me hacen recapacitar sobre si verdaderamente la humanidad está sufriendo una involución moral, un retroceso cívico que no duda en aplastar cualquier cosa que se ponga por delante con tal de alcanzar los macabros idealismos y elucubraciones que sólo pueden sostenerse sobre mentes enfermas.
Sangre en Boston y lágrimas en mis ojos son los colores que marcan en el calendario el 15 de abril de 2013, otro día que pasa a la historia en tono terrorista.
Ánimo a las familias de los fallecidos y a los deportistas que han visto truncados sus sueños.
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